martes, 6 de agosto de 2013

y la magia..?


Ana de chica creía en la magia, mientras jugaba, se imaginaba con su primo Martín colores y situaciones inventados y practicaban la percepción extrasensorial, a veces adivinaban y a veces no, pero cuando lo hacían la magia era la responsable.
Luego jugaban a imaginar un cuento creado por los dos y siempre terminaban compatibilizando sus aventuras(seguían leyéndose el pensamiento).
Quizás la culpa la tuvieran los libros, se sumergía horas enteras en la biblioteca de sus abuelos y pasaba de ser protagonista de un cuento mitológico, visitante del paraíso de Dante como astronauta lanzada hacia la luna.
Tampoco ayudaba tener tantos vestidos viejos y disfraces encontrados en el altillo, ¿para que necesitaría otras alas, si podía ser princesa, dama antigua, viejita o una inteligente bruja?  aun menos que le contaran cuentos por las noches, que si no era de sapos mágicos era de hechiceras.
A los 6 añitos alertada por una amiga mayor le contaron que no existía “el niñito dios” así que la noche de navidad espero escondida para ver cuando sus papás le dejaban los regalos, de repente, la luz del comedor se prende y aparecen todos los regalos juntos; su amiga se había equivocado, la magia seguía en su vida.
A los 8 años todavía creía, pero el crecer; el alejarse unos kilómetros de sus abuelos y que sus nuevas amiguitas no leyeran le hizo por un momento replantearse si todo era real o una invención de sus niñez.
Un día como otros, nuestra protagonista,  se estaba bañando en la tina de su casa cuando, sin querer, tocó con el codo el secador de pelo que había dejado su mamá enchufado cerca en un descuido.
De repente le empiezan a picar las piernas y quiere gritar pero no le sale nada, se acuerda de “su diosito” y le exige que la deje seguir viviendo que todavía es joven.
Una luz la rodea y llega prontamente su mamá que totalmente conmocionada tira de ella para sacarla de la bañera.
Otra vez la experiencia le dio la razón a la magia, recuerda todo lo que paso, como lloraba su mamá mientras le hacia respiración boca a boca, como “su diosito” le dijo que se calmara, como todo terminó tranquilamente, y cuando el doctor Esperanza (vaya nombre del doctor) le dijo que todo estaba solucionado cuando lo llamaron, para ella no fue sorpresa alguna.
Pasando los años todavía recuerda el momento con alegría, y si se pone a rememorar tiene muchos ejemplos donde la magia se demostró en su vida…..ya tendremos oportunidad de escuchar algún otro.

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