miércoles, 14 de agosto de 2013

La otra cara de la luna. Recogiendo frutos (parte II)


La otra cara de la diosa tiene otra tonada, ha pasado por esperanzas como por desilusiones, tiene a su favor que el alma, surcada por heridas, en lugar de endurecerse se ha conmovido por la vida.
Pese a las vivencias siente cada experiencia como única, y un día entre amigos cree entrever un enamorado de las letras que le toca el corazón.
Se siente extrañada, la virtualidad le pareció siempre fría, pese a que sabe que las distancias reales son las del corazón y no las de los kilómetros.
Aunque no lo quiere admitir, ama leer lo romántico en cada paso que da, le gusta la gente entregada y apasionada, pero suele caracterizarse como calma y apacible.
¿Quién le diría que del otro lado del océano un extraño llamado le agitaría sentimientos que pensó dormidos por un rato?
¿Quién le diría que detrás de una pantalla, poco a poco, cree conectar su alma con un joven morocho de otro país?
Primero se ríe de sus pareceres, ¿que le escribe a ella? ¿Qué comparten algo más que un grupo en común?
Pronto lo que parecía imposible se hace probable, palabras van y vienen cruzando los puentes que creía rotos o perdidos; navegando por mares mas calmos que aquellos que agitan sus esperanzas.
Las barreras que pudieron existir son desgastadas, rotas, derrumbadas por palabras, que van que vienen, que trascienden, que profundizan, que provocan.
El puente se construye de ilusiones, porque no de sexo a la distancia, de premura, de aguas tormentosas, lo que ayer era calma hoy es maremoto.
Tiene muchas historias en las cuales basarse para decir que las barreras pueden ser rotas, que lo que pensaba no existía es mas material que nunca, hasta imagina un viaje que la acerque al nuevo mundo, a su morocho avasallador de témpanos y destructor de distancias.
Si algún pudor le quedaba sin romper lo pierde, con el se siente ave, se siente  pluma, se siente verso, le faltan palabras si quisiera trascribir en poesía todo lo que este ser le provoca.
Su vida, su rey tiene en sus manos todas sus añoranzas, sólo por si acaso, no va a quedarse con ninguna duda, sus fantasías todas serán expresadas con palabras, palabras a solas , cámara por medio, palabras conjuntas con el mundo como testigo.
Mientras imagina escenas, que sabe no son unilaterales( porque todo el tiempo el la insta a superarlo) Mariana nuestra protagonista sabe que le ganó a la virtualidad.
Sabe que no hay medida para las ansias que siente, para el explosivo sentimiento que sacude todos sus cimientos; el afuera, el afuera no existe, no existen los otros cuando mira esos ojos oscuros que la devoran con deseo y le dicen morir por ella.
No buscará excusas, no esperará que pasen los años, las horas, ni los días, si algo aprendió de sus amores pasados es que la vida es el hoy, y todos los hoy construyen el anhelado mañana.
Mientras suspira apasionadamente en espera de la hora de chat y se prueba su último conjunto de ropa interior que compró, su mente viaja más allá del mar se adelanta semanas sabiendo que pronto llegará el momento en que sus dedos la acaricien y le saquen todos los secretos que guardó para el.

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