Lo fue maquinando día a día, paso por paso, como cubrir sus huellas, como lograr que pareciera el crimen perfecto, o al menos una extensa incógnita para todos aquellos a quienes ya no les importaba.
A los otros, quienes estaban atentos a sus pasos y sus locuras les dejó una carta, si es que eso se puede decir una carta; un extenso papel donde hablaba de los como, los porque de sus decisiones y que había cumplido su ciclo.
Todo comenzó en septiembre del año anterior dando pasos cortos para algunos, un día le dijo al mozo de su bar mas preciado que lo quería, también al encargado.
Más adelante se despidió de todos y cada uno de aquellos con los cuales venía trabajando, la excusa las vacaciones. Hizo todo lo que no había hecho por miedo, primero se le declaró al que pensaba uno de los amores de su vida, y sólo tuvo por respuesta un gesto de estupor y una huida, luego se largó en paracaídas, se tiró de un puente, corrió carreritas con la bicicleta vieja en contramano mientras la insultaban taxitas y colectiveros en todos los idiomas diferentes, se tiró en roller por una pendiente y frenó de culo casi contra un auto (en casi ningún aspecto de su vida había aprendido a frenar)
Vendió sus cosas, compró regalos, parecía que el universo la hubiese dotado de libertad en la economía y otros asuntos.
A quienes tenía lejos, aquellos con los cuales se comunicaba a través de las redes sociales y otras innovaciones del estilo les dejó un mensaje personalizado de todo aquello que la movilizaba y de un resumen de su relación, mas de uno (incluso aquel que pensaba era su alma gemela inconfesada por la conexión intelectual que tenían ) pensó.." realmente esta se volvió loca del todo".
Se despojó de todo aquello que era accesorio, ropa, aros y anillos, la imagen de sí misma que había creado para los otros y se miró desnuda al espejo dando un último saludo a la yo racional que había construido durante 37 años.
Luego de varios días de no recibir noticias suyas, su hermana (por insistencia de la pesada de su madre) entró al departamento con la llave que nunca le había devuelto.
Sólo encontró la ropa sucia tirada frente al espejo de la pieza, una sonrisa (muy mal dibujada) en el mismo.... y un par de plumas sueltas........
me encanto!...¡y dijiste que no podías hacer narraciones breves !,jajjaa. Sencillamente hermoso.
ResponderBorrarGracias Cristina! me alegro mucho que te guste, ya que admiro la forma en que escribís y de cada pequeña historia haces un hermoso relato.. besos
BorrarMe emocionó, tal vez la edad y la empatía con el texto. El final...maravilloso " un par de plumas sueltas".
ResponderBorrarSi, todos tenemos nuestras alas por ahí sin desempolvar no? ..... algunos cada tanto las sacan de paseo... y otros.... bueno, no se las quitan más...
Borrar