Hubo una vez, hace muchos muchos años, en una intersección entre momentos, en el cual por error o por azar dos personas se encontraron en lugares comunes, podríamos llamarlo un lugar de amigos en esparcimiento.
A ella le gustó que las palabras construyeran puentes, a el que los movimientos imprevisibles fueran estrategias junto a los versos. Hubo algunas coincidencias y otras disidencias, hubo risa y café en el medio.
Ambos habían sido escritos como personajes de otras obras principales y hoy estaban de recreo en el bar de los cuentos; mientras el soñador descansaba de una resaca luego de una juerga.
Ambos habían sido escritos como personajes de otras obras principales y hoy estaban de recreo en el bar de los cuentos; mientras el soñador descansaba de una resaca luego de una juerga.
Como venían de géneros literarios diferentes muchas veces no se entendían en el idioma de las palabras, y apelaban al del humor, y sino al de las señas.
Cuando las palabras, el humor y las señas se quedaron cortos apelaron a la comunicación más profunda, pero recordemos que ella había sido protagonista de historias de magia, misterio y romance y el había sido protagonista de cuentos de aventura, por lo cual a pesar de la comunión surgieron las diferencias estéticas y de forma.
Tuvieron un momento de comunicación sublime, donde ella navego por los confines de su cuerpo, y el sin saber por las orillas de su alma.
Surgieron momentos de discusión sobre si todo sería verso, o prosa, si había que rimar o no, si el contenido superaba a la forma, si usaban metáforas y otros recursos estéticos o realismo descarnado y práctico.
Como siempre que se sueltan los personajes al libre albedrío, no podría haber tenido un final feliz; despierto de la resaca el soñador nunca supo a que se debía ese desorden de papeles, ese olor casi sutil a comida casera, perfume y eco de risas.
Cuando las palabras, el humor y las señas se quedaron cortos apelaron a la comunicación más profunda, pero recordemos que ella había sido protagonista de historias de magia, misterio y romance y el había sido protagonista de cuentos de aventura, por lo cual a pesar de la comunión surgieron las diferencias estéticas y de forma.
Tuvieron un momento de comunicación sublime, donde ella navego por los confines de su cuerpo, y el sin saber por las orillas de su alma.
Surgieron momentos de discusión sobre si todo sería verso, o prosa, si había que rimar o no, si el contenido superaba a la forma, si usaban metáforas y otros recursos estéticos o realismo descarnado y práctico.
Como siempre que se sueltan los personajes al libre albedrío, no podría haber tenido un final feliz; despierto de la resaca el soñador nunca supo a que se debía ese desorden de papeles, ese olor casi sutil a comida casera, perfume y eco de risas.
Ordenando el desorden de su mente, rompió puentes, borró caminos, arreglo desarreglos y volvió a cada uno a su lugar: a el a una nueva aventura en un país insospechado y misterioso, a ella a un reconocerse para vivir una nueva historia de amor.
Nada es confirmado, tenemos la versión oficial donde el soñador creo una historia con cada personaje y quedaron sólo en el recuerdo tirados en un tacho de basura los vestigios del encuentro.
Dicen los ancianos (esos que sólo recopilan obras ajenas, y andan a la espera de un nuevo chisme para divulgar entre los cuentos de niños) que por algún descuido parte del alma de los personajes escapó a tal matanza de recuerdos y se liberaron en varias versiones diferentes.
Hubo una historia en donde se siguieron conociendo e inventaron un idioma más común y necesario creando un genero literario único.
Dicen los ancianos (esos que sólo recopilan obras ajenas, y andan a la espera de un nuevo chisme para divulgar entre los cuentos de niños) que por algún descuido parte del alma de los personajes escapó a tal matanza de recuerdos y se liberaron en varias versiones diferentes.
Hubo una historia en donde se siguieron conociendo e inventaron un idioma más común y necesario creando un genero literario único.
Otra versión dice que siguieron libres cada uno en un mundo paralelo esperando a nuevas intersecciones que los acercaran para disfrutar de lo común de ser diferentes.
Siempre tendremos la duda si fue otra historia fantástica más, o guarda alguna semejanza con la realidad.
“ ()Estaban vedadas a quienes no tuvieran la apertura suficiente para poder ingresar con un deseo y salir con experiencia()” Vani me encantó leerlo, tus palabras suaves me trasportaron al palacio y hasta sentí el grito de los locos en los muros. ¡Gracias por compartirlo!
ResponderBorrarGracias Pato, me alegro te gustara el cuento del Palacio.... todos en algún momento lo habitamos no? ;)
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