miércoles, 8 de octubre de 2014

La puerta interior



L
a primavera trajo revolución, cada vez que quería aquietar su mente le parecía caer en una tarea imposible, le venían palabras y más palabras.
Le interrumpían los sueños, a las cuatro, a las cinco, a las seis de la mañana, le brotaban ideas como mariposas, atraparlas a todas era tarea difícil, la meditación no ayudaba, tampoco el ejercicio extenuante.
Las palabras la superaban, la superaban las ideas, tanto trabajo para dejar de pensar roto en pocos días, necesitaba volver a la calma y al estado de pura armonía (y silencio interior) del que había hecho gala los últimos meses.
Pareciera que su ser interior se había dividido y tenía tantas voces que la habitaban como años en esta tierra.
Sentía un extraño llamado interior a moverse de lugar, una extraña inquietud.
Siempre hay una amiga que en los momentos de necesidad aparece, y este florecer de palabras e ideas en su mente era una emergencia, Ali era de ese tipo de amigas.
Armada de su practicidad y su accionar, Ali era de las que aparece en el momento esperado, y hacen.
Quizás le faltaran palabras a veces, quizás en un pasado había sido su amiga de los extremos, todo blanco o todo negro, nada de grises, ni intermedios, ahora evolucionaba.
Le había contagiado  a Ana (nuestra protagonista) de su dejarse llevar por los impulsos o su intuición, cambiando lo que hasta hace unos años sólo había sido indecisión y mentalización excesiva.
Luego de quince minutos de charla y cinco de organización deciden ir a un Hostal de las sierras donde suelen ir a relajarse y conectarse con el todo, un lugar al que van habitualmente y sienten su hogar.
Son bien recibidas con calidez como siempre, y descansan y disfrutan de la armonía del lugar.
Los encargados del lugar las dejan solas y dueñas de hacer lo que tengan ganas de realizar ya que cenan de unos amigos esa noche.
Ana siente que esta vez hay un aire diferente, ésta vez el bello lugar que las alberga, parece sumergido en una tormenta interior,
 Ali le dice que habla locuras cuando se lo comenta, pero Ana entiende que el ambiente está cargado de una rara energía, y cuando se despierta por un llamado a las cuatro de la mañana, su idea parece dejar de ser sólo una sospecha.
Camina como embriagada hacia el patio, hacia donde le parece que se origina ese sonido, ese llamado enrarecido como de su propia voz.
Luego de mirar hacia los costados, salir en el medio de la noche es algo que requiere algo de precaución, cruza la puerta que siempre pensó era para un bello efecto estético porque se encuentra en campo abierto y siempre es más fácil rodear el pequeño muro que usarla.
Cuentan quienes las albergaron que vieron cruzar  la puerta corriendo a Ana en el medio de la noche y que no escuchaba llamados ni preguntas.
Dicen también que Ali se volvió sola y extrañamente confundida sobre el porque y cuando había decidido viajar a este lugar.

Los lugareños agregan que la puerta tiene un extraño cometido y sólo cumple con un propósito, servir de nexo y pasaje entre una dimensión y otra y que sólo un viajero del tiempo la puede abrir y cruzar.
Todas especulaciones lamentablemente, porque hasta ahora, ninguna de las investigaciones sobre los desaparecidos han tenido resultado alguno.

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